La segunda transformación de Colombia: Cómo liberar el potencial del País

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Mi primera experiencia en Colombia no fue fácil. En calidad de nuevo supervisor de mercadeo para América Latina de la compañía Kellogg, en los años ochenta, mi primer proyecto fue encontrar a un comprador para nuestra sucursal colombiana. Tenía todo en contra. En ese momento, Colombia era conocida como un país convulsionado, que espantaba a los inversionistas. Así que fracasé estruendosamente en mi tarea, pues no pude encontrar a un comprador para la empresa, de modo que Kellogg continuó con sus operaciones en el país. Veinte años después, como presidente de la compañía, me alegré de haber fracasado. Colombia se había convertido en un mercado creciente y vibrante, y en una fuente de ideas y talento para el resto de nuestras empresas en todo el mundo.

La transformación de Colombia ha sido más que asombrosa. A finales del siglo veinte, el país estaba al borde de convertirse en un estado fallido. Hoy día es una de las economías más fuertes de América Latina, una próspera democracia y un miembro más de la OCDE. El camino que ha recorrido este hermoso, y a veces también trágico, país me ofrece muchas razones para ser optimista. Gracias a su impresionante capacidad para transformarse, Colombia está lista para entrar en una nueva fase de crecimiento, marcada por la paz, la diversidad y la prosperidad.

Un destino modelado por la geografía

Empecemos por el comienzo. A medida que iba conociendo Colombia a comienzos de mi carrera, lo que más saltaba a la vista era la forma en que el destino del país parecía determinado por su topografía. Tres cordilleras ocupan su territorio de norte a sur y encarecieron significativamente la labor de los comerciantes europeos que querían hacer dinero fácil en el comercio del café. Los extranjeros que sí encontraron un hogar en Colombia fueron los intelectuales, los artistas, los escritores y los estudiosos de las leyes que tenían en mente algo más que ganar dinero.

El difícil paisaje colombiano creaba también otros desafíos. Las ciudades se desarrollaron a ritmos diferentes, lo cual generó grandes núcleos de pobreza marcados por la desigualdad en los ingresos. La marginación de algunos grupos llevó al conflicto social, y la selva colombiana, junto con aquellas majestuosas cordilleras, se convirtieron en un conveniente escondite para los grupos guerrilleros que afirmaban representar los intereses de los pobres. El clima del país también es adecuado para la producción de coca, lo cual llevó a un comercio ilegal que sigue siendo motivo de constantes conflictos en el país. El desafío permanente de Colombia sigue siendo lograr la paz y el progreso mientras enfrenta los retos siempre presentes de sus montañas, ríos y selvas.

Pero ese obstáculo también es el mayor activo del país. El territorio exuberante y biodiverso de Colombia, lleno de extremos, ofrece un suelo rico para la agricultura y el turismo. Sus dos costas posicionan al país como un núcleo estratégico en Suramérica. Los intelectuales que encontraron un hogar en la capital, en medio de las montañas, ayudaron con el tiempo a diseñar un país comprometido con la democracia y el imperio de la ley. Algunas de las novelas y obras de arte más hermosas del mundo provienen de creativos y talentosos artistas colombianos. En mis 35 años de viajes por Colombia, siempre me ha asombrado la diversidad de su gente, su riqueza cultural y su resiliencia. Estas cualidades únicas deben seguir fortaleciéndose para alcanzar su pleno potencial.

Atrevámonos a soñar: Colombia en el año 2050

Imaginemos a Colombia en el año 2050. El país es el rey de la industria petrolera innovadora de América Latina y el mundo, y lidera la producción petroquímica sostenible, mientras invierte sus ganancias en el desarrollo de la comunidad. Sus regiones surorientales, que solían ser subdesarrolladas, se han vuelto ricas gracias a la nueva producción agrícola y forestal. Los turistas llegan en grandes cantidades a las dos costas y las montañas del país, lo cual le ha permitido a Colombia alcanzar niveles anuales de visitantes similares a los de Tailandia y España. Medellín se convierte en el nuevo Silicon Valley de América Latina, y se distingue por impulsar la innovación y atraer el talento humano. Cali se convierte en el líder del turismo médico y el cuidado de la salud, y Cartagena se vuelve el próximo núcleo de la sostenibilidad. Colombia ya no es solo el país de la región preferido por los inversionistas, sino una potencia económica.

En 2050, Colombia también se vuelve un modelo de sociedad que ha dejado atrás el conflicto. Una nueva generación ha superado las épocas oscuras del país y busca integrar a los diferentes pueblos que lo habitan. Colombia sigue siendo un faro de la democracia y le da ejemplo al mundo sobre cómo fortalecer continuamente las instituciones y la transparencia. Su juventud es diversa y tolerante, multiétnica y vibrante. Su sociedad se vuelve una mezcla de ideales progresivos y tradición, todo centrado en fuertes valores familiares.

Esta visión de Colombia está a nuestro alcance. El país cuenta ya con gran parte de los cimientos estructurales y culturales. Por ejemplo, Colombia es la democracia más antigua de la región. Incluso en épocas de agitación, siempre ha convocado a elecciones y ha tenido transiciones pacíficas. El manejo económico de Colombia también sirve de ejemplo para sus vecinos. El país nunca ha incumplido sus deudas y ha mantenido una inflación estable. Estas políticas, combinadas con su extraordinario capital humano, hacen de Colombia una de las estrellas más brillantes de América Latina.

El enorme potencial de Colombia

No hace tanto tiempo, muchos dudaban del potencial colombiano. Como secretario de Comercio del presidente George W. Bush, durante las negociaciones sobre el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Colombia, en los años 2005 a 2007, tuve el privilegio de mostrarles la transformación de Colombia a cinco delegaciones del Congreso. Los miembros del Congreso de los Estados Unidos cuestionaban el futuro de Colombia y necesitaban convencerse de que el voto a favor del tratado de libre comercio era mucho más que una decisión comercial. Desafortunadamente los asuntos políticos se interpusieron en el camino y el acuerdo se estancó en el Congreso y solo fue aprobado unos pocos años después, en 2011. Pero los miembros del Congreso que viajaron conmigo tuvieron la oportunidad de ser testigos del enorme potencial de Colombia, y muchos de ellos regresaron después en distintas ocasiones al país, por asuntos de trabajo o con sus familias.

Desde entonces, Colombia ha superado continuamente las expectativas. Su PIB ha crecido a un promedio de cuatro por ciento anual desde 2006, lo cual lo convierte en uno de los países de más rápido crecimiento de la región. Colombia tiene acceso a más de 47 países y más de 1.5 miles de millones de consumidores a través de su red de acuerdos comerciales. Alcanzó un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc) y disminuyó significativamente la tasa de crímenes. En los últimos cinco años, como miembro fundador del U.S.-Colombia Business Council y presidente de una compañía de asesoría estratégica global, he sido testigo del atractivo de Colombia a los ojos del sector privado. Empresas norteamericanas y extranjeras están interesadas en combinar esfuerzos con socios locales para explorar la multitud de oportunidades de negocio que el mercado tiene para ofrecer.

Cómo liberar ese potencial

Colombia es capaz de volver a sobrepasar las expectativas. Esta vez puede hacerlo concentrándose en su potencial económico. Debe aprovechar plenamente sus recursos geográficos y su talento humano, mediante el incremento en la producción petrolera, pero invirtiendo también en nuevas áreas de crecimiento, entre otras, la agroindustria sostenible, el turismo y la tecnología. Tengo plena confianza en que la resiliencia y la voluntad que le permitieron al país tener una historia global de éxito en el pasado será el combustible de una segunda transformación en los próximos treinta años, una transformación que convierta a Colombia en una economía con gran desempeño y un modelo para el resto del mundo.

Petróleo y Gas
Colombia se puede convertir en un jugador más importante en el mercado global del gas y el petróleo. Ya tiene las bases: es el sexto país que más exporta a los Estados Unidos, tiene políticas de inversión liberales y es la casa de una de las compañías petroleras mejor manejadas del mundo: Ecopetrol. Al mismo tiempo, sin embargo, la producción ha disminuido en los campos existentes y los nuevos descubrimientos no copan las expectativas. Adicionalmente, los desafíos en el campo de la seguridad, las protestas sociales y las tendencias globales han lesionado la oferta y las inversiones extranjeras en el sector se han reducido.

Colombia puede superar estos desafíos si invierte más en el sector. En primer lugar, debería promover exploraciones adicionales en petroquímicos y gas natural. Recientes descubrimientos en el sector del gas natural prometen una fuente adicional de energía limpia. Colombia subastó recientemente veinte nuevos bloques y debería seguir ofreciendo nuevas áreas a los inversionistas extranjeros. Debería darles prioridad a las compañías que no solo ofrecen el mejor precio, sino también a aquellas que traen la última tecnología, la cual puede ofrecer un desarrollo más sostenible. Las ganancias obtenidas gracias a estos nuevos descubrimientos pueden ser usadas para futuras reinversiones en las comunidades locales y programas sociales, entre otros para mejorar el servicio de agua potable, la conectividad y la capacitación. También podría seguir buscando formas de mitigar algunas de las dificultades de seguridad para la oferta. Esos esfuerzos pueden ayudarle a Colombia a regresar a su anterior historia de crecimiento de la producción petrolera.

Agricultura
Colombia tiene el potencial para convertirse en un centro agrícola de la región. Hoy día utiliza solo 6,3 millones de hectáreas —menos de un cuarto— de los potenciales 26 millones de hectáreas que se han identificado como aptas para la agricultura, la ganadería y la producción forestal. El acuerdo de paz, y las reformas agrícolas que le siguieron, crearon el marco para volver a desarrollar el campo colombiano. Todo está listo para convertir al país en una gran fuente de productos agrícolas para el mundo entero.

En los próximos treinta años, mientras Colombia desarrolla todavía más su agroindustria sostenible, necesitará enfrentar algunos desafíos sistémicos. El asunto de las discrepancias en la titulación de las tierras será una prioridad clave en los años venideros. Los continuos esfuerzos para promover el acceso de los campesinos al crédito, para extender y mejorar la infraestructura y reducir las medidas proteccionistas pueden ayudar al país a volverse más competitivo a nivel global.

Colombia también debe promover iniciativas proactivas. Tendrá que formular una política de promoción de inversiones dirigidas que busque incentivar y asociar a las compañías globales más grandes con emprendedores locales de todo el país. Esas empresas traerán su tecnología de punta y esta podrá ayudar a Colombia a desarrollar su talento y conquistar el mercado global con frutas, granos y productos vegetales con valor agregado. Al invertir estratégicamente en regiones que no han sido explotadas antes, el sector privado creará nuevas oportunidades de trabajo y promoverá el desarrollo en ciudades pequeñas, en lugar de quedarse en populosos centros urbanos.

Turismo Un tercer motor del desarrollo es el turismo. Entre 2010 y 2016, el número de extranjeros que visitó Colombia creció en 27 por ciento, pasando de 2.6 a 3.3 millones. A pesar de este crecimiento, el sector representa solo el 3 por ciento del PIB de Colombia. Si comparamos esto con países similares, Colombia tiene mucho por crecer. Costa Rica, con una población de cuatro millones de habitantes, atrae aproximadamente el mismo número de turistas al año, y el sector representa el 6.7 de su PIB. España, que tiene más o menos el mismo tamaño que Colombia, atrae más de 80 millones de visitantes al año, el doble de su población, y el turismo representa el 11 por ciento de la economía española y es el mayor empleador del país.

Colombia puede promover el turismo y los sectores asociados si aprovecha tanto el capital humano como la biodiversidad. Al invertir en programas de educación temprana que promuevan el bilingüismo y el conocimiento profundo de la historia y la cultura, Colombia posicionará a la próxima generación para atender mejor a los turistas de todo el mundo. La promoción de una mayor integración entre las fuerzas de seguridad —locales, regionales y nacional— puede hacer que nuevas áreas del país se vuelvan más seguras para los visitantes. Por último, para capitalizar el potencial del ecoturismo Colombia necesitará crear los marcos legales y regulatorios necesarios, basados en estándares internacionales, para controlar el uso de los sitios naturales y arqueológicos.

Colombia también debe priorizar la inversión en proyectos que expandan el acceso a nuevos destinos y ofrecer acceso a agua potable y conectividad. Ya se están construyendo hoteles, puertos y aeropuertos por todo el país y estos importantes proyectos —que emplean los mejores estándares internacionales— crearán las condiciones necesarias para que nuevos viajeros disfruten de todo lo que Colombia tienepara ofrecer.

Conocida en el pasado por su violencia y su inestabilidad, Colombia ha logrado transformarse en una sociedad pacífica con una pujante economía. Ahora los colombianos deben poner en práctica el mismo sentido de propósito, el mismo ímpetu y el mismo talento para lograr una segunda transformación económica más amplia, marcada por el dinamismo, la diversidad y la innovación.

Tecnología
Más allá de su belleza natural, Colombia tiene también una gran riqueza en su talento humano. Los esfuerzos continuos para promover la innovación y el emprendimiento serán una de las bases de su crecimiento futuro. En los densos centros urbanos, donde la población es más joven y más educada, el foco debe ponerse en las industrias con alto valor agregado. Ya se hacen esfuerzos para promover la innovación y líderes locales de los sectores público, privado y filantrópico se están concentrando en transformar las ciudades principales en centros de innovación. El gobierno nacional debería apoyar decididamente estas iniciativas e integrarlas a los principales objetivos del país.

La continua transformación de Medellín puede servir como modelo para otras ciudades. Medellín alberga más de 800 startups y es sede de muchos espacios de trabajo compartido e incubadoras de negocios. El gobierno de la ciudad ha acogido múltiples iniciativas para apoyar el crecimiento del sector de la tecnología, entre otras, programas de capacitación, competencias y maneras de conectar los negocios locales con contrapartes extranjeras. No sorprende, entonces, que muchos estén hablando de Medellín como el próximo Silicon Valley de Suramérica.

Otras ciudades pueden replicar estos esfuerzos concentrándose en su propuesta única de valor. Por ejemplo, Cali es reconocida por su atención en salud y por contar con tecnología médica de punta. El desarrollo del turismo médico y del potencial de la tecnología médica puede seguir prosperando con la inversión adecuada y programas gubernamentales que la lleven a convertirse en el próximo centro especializado en atención en salud de la región. De manera similar, Cartagena se puede volver pionera en el desarrollo de programas innovadores de agua y energía. Y así sucesivamente. Muchas de las ciudades intermedias de Colombia tienen núcleos naturales de industria especializada en textiles, confección y servicios que se pueden llevar al siguiente nivel a través de la inversión, la capacitación y la asesoría para la exportación.

Integración Social
La integración social también será crítica a medida que el país sigue expandiendo su economía. Los esfuerzos de reconciliación con antiguos combatientes que ya están en marcha ayudarán a que los ciudadanos de Colombia le den vuelta a esa página. Proteger a las comunidades marginadas también ayudará a mantener la diversidad del tejido social del país. Continuar promoviendo inversiones en la educación, la atención en salud y los programas sociales dotará al público con las herramientas necesarias para desarrollar la economía del país. Colombia solo podrá dejar atrás su oscuro pasado si continúa invirtiendo en toda su población.

Todos estos sectores, en combinación, pueden transformar a Colombia en una economía vibrante y dinámica que saque provecho de sus recursos naturales y su talento humano. Al redoblar las iniciativas existentes, reducir las barreras e invertir en áreas como la infraestructura, la educación y la innovación, Colombia tiene todas las posibilidades de convertirse en una potencia económica regional.

Los colombianos han logrado transformar un país conocido en el pasado por su violencia y su inestabilidad en una economía boyante y una sociedad pacífica. Han superado la barrera de las montañas para crear una sociedad muy dinámica. Las fuerzas de seguridad, junto con el apoyo internacional, han debilitado a los actores ilegales más fuertes del hemisferio. Y esto se ha logrado mientras se conservan los ideales democráticos y se respetan las instituciones y el poder de la ley, y mientras se atraen inversiones, se desarrolla un sector privado fuerte y competitivo, sin faltar nunca a las obligaciones de la deuda pública y manteniendo la calificación del grado de inversión. Colombia es el hogar de algunas de las compañías más innovadoras de América Latina, diseñadas y manejadas por hombres y mujeres brillantes que han cambiado el curso del país. A través de los esfuerzos sostenidos de varios gobiernos sucesivos, el país ha crecido hasta convertirse en un modelo para toda América Latina.

Los colombianos deben poner en práctica la misma consistencia, el mismo sentido de propósito, el mismo impulso y talento hacia una transformación económica integral, marcada por el dinamismo, la diversidad y la innovación. Si esta segunda transformación llega a realizarse durante los próximos treinta años —y conociendo la tenacidad y la voluntad de los colombianos, estoy seguro de que eso es posible—, no habrá límites para lo que su gente será capaz de alcanzar.

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